En busca de la libertad, oportunidades y empoderamiento de las mujeres
Micaela Susana Tambriz Simaj
Enfrentar el desafío de ser profesional en Guatemala, especialmente ocupar puestos de influencia y toma de decisión como mujer maya, constituye una verdadera hazaña. Valoro mis raíces y considero que ser indígena es un privilegio que me permite visualizar cómo las mujeres mayas podemos derribar barreras y superar obstáculos en el ámbito educativo para alcanzar el éxito profesional en nuestro país.
Con una licenciatura en enfermería y a punto de concluir una maestría en la misma área, mi proceso de aprendizaje se caracteriza por la dedicación y el esfuerzo. Como madre de un adolescente de 15 años, enfrento el doble desafío de equilibrar el estudio con la responsabilidad materna.
Mi trayectoria académica es un testimonio de que, sin importar el pueblo de pertenencia, color de piel, lugar de origen, cultura o idioma, las metas pueden alcanzarse con determinación.
He dedicado los últimos siete años a trabajar en Wuqu’ Kawoq Alianza Maya para la Salud, participando en programas de nutrición y prevención de enfermedades crónicas. Actualmente lidero el programa de Salud de la Mujer.
Mi interés y compromiso se centran en dirigir un programa específicamente enfocado en mujeres en comunidades guatemaltecas. Observo desigualdades en el acceso a servicios de salud sexual y reproductiva, contribuyendo a la prevención de embarazos no planificados, particularmente en adolescentes, así como disminuir la falta de acceso a servicios de planificación familiar, morbilidad, mortalidad materna, violencia intrafamiliar, e infecciones de transmisión sexual, entre otros.
La educación sexual en el país es deficiente y se aborda con tabúes, miedo y vergüenza. Mi pasión radica en empoderar a las mujeres, proporcionando espacios para la conciencia y el intercambio de experiencias. Busco que tengan la oportunidad de aprender, y a su vez, educar a sus hijas e hijos. La información es crucial pero es igualmente importante que reconozcan su potencial y capacidad, siendo dueñas de sus cuerpos y tomando decisiones autónomas.
Sueño con un futuro en el que las mujeres tengan control sobre sus cuerpos, donde las niñas sean niñas y no madres, y donde vivan libres de violencia y la maternidad sea un deseo. Este cambio requiere esfuerzo colectivo, sensibilización y un personal de salud comprometido. Mi labor actual ha contribuido a cambiar y salvar vidas, pero sé que aún hay mucho por hacer. Continuaré preparándome para enfrentar nuevos retos y aprovechar las oportunidades que se presenten.
Haciendo eco de las palabras de Emma Watson, abrazo la idea de empoderar a las mujeres para hagan lo que quieren, encuentren su felicidad y accedan a oportunidades de desarrollo integral; sostengo con convicción que la libertad de las mujeres es esencial no solo para su realización personal, sino también para el progreso de nuestra sociedad.