Soy una mujer indígena que desafió los estereotipos
Loyda Yadira Morales Pérez
A lo largo de la vida, escuchamos historias de personas que han logrado salir adelante a pesar de circunstancias difíciles. Yo soy una de esas historias. Hace muchos años en mi casa, una persona me encontró jugando canicas y me dijo: “Ese juego no es para mujeres, ahora los frijoles ya no se te cocerán”. Sin embargo, cuando los cocino el resultado es delicioso.
Mis padres, sobrevivientes del conflicto armado interno migraron a Cobán para salvarse. Sin títulos académicos, provenían de familias con la creencia arraigada de que “la mujer es para hacer las tortillas y el hombre para el campo”. Ninguno de los dos tuvo la oportunidad de estudiar. No obstante, ambos salieron adelante con éxito, convencidos de que el estudio es la única arma contra el sistema.
En nuestra familia de cinco hermanas, todas nos preparamos académicamente gracias a sus consejos y esfuerzos. Mi idioma materno es el Ixil. Al ingresar a la escuela, me resultaba difícil comprender el idioma en que impartían clases, pero empecé a leer libros en la biblioteca cercana a mi casa. A pesar de eso, al llegar a la universidad me encontré con muchas palabras desconocidas para mí. Elegí estudiar ingeniería en sistemas en la Universidad Mariano Gálvez, porque desde pequeña me ha gustado innovar y buscar soluciones.
Resultó ser muy desafiante. A pesar de las dificultades para encontrar trabajo en el área, en 2019 inicié mi propio emprendimiento de un café internet y retomé mis estudios, cerrando pensum en el año 2023.
He demostrado un compromiso activo con la educación y la inspiración de futuras generaciones. He impartido clases de computación, desarrollo humano y emprendimientos de negocios a jóvenes en situaciones marginadas por la sociedad, con el objetivo de fomentar el interés por la ciencia y motivar a jóvenes a seguir carreras científicas.
Soy coordinadora de IT y de finanzas comunitarias en el Centro Comunitario Digital de la organización internacional New Sun Road, una empresa que genera oportunidades económicas a mujeres indígenas al brindarles acceso a electricidad solar, conectividad a internet y programas de capacitación en habilidades digitales, financieras y de liderazgo.
Esta experiencia ha impulsado mi crecimiento profesional. Disfruto de mi trabajo, aplicando diariamente mis conocimientos. Mi responsabilidad incluye coordinar aspectos tecnológicos como instalación de equipos, redes inalámbricas y configuración de sistemas. Además, contribuyo al ámbito financiero comunitario enseñando a mujeres, niñas y jóvenes de comunidades rurales a gestionar sus emprendimientos locales.
Por medio de mi historia, quiero inspirar a otras personas demostrando que los objetivos pueden lograrse a pesar de las circunstancias. “Puedo elegir entre ser una víctima del mundo o una aventurera en busca del tesoro”.